domingo, 13 de noviembre de 2016

“Ya es natural que cada cierto noviembre me atraquen”

Foto: Archivo
Con esta impactante frase arranca una crónica escrita por el periodista Mario Pérez Chacín y publicada en su cuenta personal de Facebook el pasado 7 de noviembre. En ella narra el infortunado momento que le tocó vivir hace unos días cuando fue apuntado en la cabeza con una pistola 9mm por un delincuente que lo despojó de su teléfono celular dentro de su propio carro, mientras su segundo hijo dormía en el asiento trasero. Por suerte (¿suerte?) las cosas no pasaron a mayores y se encuentra bien.
Lo rescatable de este cuento es la reflexión que hace este comunicador, quien no cayó en la trampa de desahogarse escribiendo lo que la mayoría, en medio de su rabia, hubiese escrito: A todos los malandros hay que lincharlos o quemarlos vivos porque no sirven para nada.
Al contrario, Mario plantea un argumento bastante interesante que vale la pena compartir en medio de todo este caos que estamos viviendo: “No hay razón para haber caído tan bajo, no encuentro justificación para culpar al ladrón que me robó anoche, porque seguramente si en esta nación las oportunidades existieran, ese muchacho ya me hubiese prestado algún servicio como médico, ingeniero, mecánico o albañil”.
A continuación el texto completo:
Ya es natural que cada cierto noviembre me atraquen. No voy a hablar ni de cábalas, mucho menos de supersticiosas casualidades, punto... los ladrones son inteligentes, saben que hay plata en la calle, un trozo de país ha cobrado aguinaldos y por ósmosis, la violencia de arrebatarte una pertenencia, incluso la vida, sube como espuma en estos días por el importuno de una raza de ciudadanos que han descubierto ante la falta de educación y atenciones que deben ser garantizados por el Estado, lo mejor para ellos es el dinero fácil, robar.
Me atracaron en noviembre de 2015 y fue en presencia de mi hijo menor, apenas contaba con tres años. Su inocencia le sirvió para no darse cuenta, más aún cuando su padre pensando en su permanencia en esta tierra siempre accedió a darlo todo, tal como pasó en esta ocasión hace dos días casi metido dentro de mi carro con una 9mm. en dirección a mi cabeza, otro ladrón me pedía de nuevo el celular, mientras mi segundo hijo dormía en el asiento trasero.
Queda el guayabo moral, queda la decepción por esa persona que arremete en tu contra de alguna forma y que más adelante según las estadísticas seguro no llegará a cumplir más de 30 años en esta tierra y me nace la pregunta que nadie es capaz de preguntarle en la cara a los gobernantes... ¿por qué lo permites? y no me estoy refiriendo a mayor OLP asesinas en los barrios, tampoco me estoy refiriendo a mayores misiones que se terminan convirtiendo en un subsidio para la caña y para el bachaqueo, no me estoy refiriendo al ojo por ojo y diente por diente... me refiero a la necesidad de preguntarle al presidente, hasta el último y minúsculo concejal municipal ¿qué coño están haciendo con la educación de esta gente?
Siempre pongo el ejemplo del preescolar perteneciente al sistema de educación regular del Estado venezolano donde mi esposa tiene más de 10 años prestando servicio. Ayer mismo, después de mi atraco me contaba que un ex representante del plantel había sido asesinado, y detrás de esa persona que cuidaba a sus dos hijas, había una historia de abandono por parte de su madre -cuando la lógica te dicta que es al revés-, quedas en el sitio pensando qué será de la vida de esas dos niñas... sin contar el número de representantes que han sido asesinado a causa de bandas armadas en los sectores más populares del oeste de Maracaibo, por una u otra causa, dejando en orfandad a niños y niñas que terminan repitiendo la historia de sus victimarios por sed de venganza o por la maldita ausencia de políticas públicas educativas que permitan que un ciudadano de estos sectores pueda tener la garantía de crecer y crearse un futuro producto del esfuerzo de sus estudios.
¿En qué piensan nuestros gobernantes? yo lo sé, piensan solo en su ombligo, piensan en cómo hacerse del poder para aprovechar gracias a las prebendas de una revolución que solo extrae petróleo de la tierra, así lo desparrame por el lago de Maracaibo y los ríos del oriente del país, así le importe un coño que se contamine el agua, así le sepa a mierda que los pescadores se quedan sin conseguir el propio alimento sacado con sus propias manos y además se jactan de no venderles combustibles levantando juicio de valor calificándolos de "bachaqueros", sin contar los litros de gasolina que se siguen escapando por los caminos verdes y frente a las alcabalas custodiados por quienes deberían cuidar nuestros recursos, la fuerza armada venezolana, ahora disque "chavista"
No hay razón para haber caído tan bajo, no encuentro justificación para culpar al ladrón que me robó anoche, porque seguramente si en esta nación las oportunidades existieran, ese muchacho ya me hubiese prestado algún servicio como médico, ingeniero, mecánico o albañil y yo de la misma forma que he tenido el privilegio de recibir una educación, ponerme a la par, uniendo estrategias para hacer de esta precariedad política, una verdaderamente necesaria y exitosa donde todo sea un ganar ganar para todos y todas por igual.

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